

Por Guillermo Ander Dorronsoro 2A 8
Apuntes filosóficos
Voluntad de poder
El futuro está absolutamente abierto a todas las posibilidades, lo cual permite que la humanidad se desarrolle plenamente. Ese presupuesto garantiza, por un lado, la libertad humana, y, por otro lado, es condición necesaria para la voluntad y el espíritu humanos.
Según Nietzsche, el ser humano tiende a mejorarse continuamente; ahora bien, cada individuo lo hace de manera desigual. En este sentido, los discursos de Zaratustra son claramente contrarios a la igualdad, poniendo en entredicho la doctrina según la cual todos los hombres y mujeres son iguales ante Dios. Cuanto mayor y más fuerte sea la voluntad de vivir, más evidente será la desigualdad entre las personas, y viceversa. Cuanto menor y más débil sea, más desiguales serán entre sí los individuos.
También el conocimiento, según Nietzsche, supone a veces una fértil herramienta para alcanzar el poder, de esta manera, algunos hombres y mujeres someten a la realidad y la postran ante sí por medio del conocimiento. no porque busquen saciar su sed de sabiduría ni porque pretendan alcanzar la verdad absoluta. sino para controlar y dominar la realidad.
En la vida, que es puro cambio, todo acontece estrepitosa e incontroladamente, no pudiendo en ese proceso dominar el flujo constante de la realidad. No obstante, los conceptos resultan de gran valor para someter y dominar la realidad que fluye incesantemente; son, en efecto. los factores determinantes para que el ser humano aprehenda la sustancia de las cosas, aunque no haya verdades absolutas. El ser humano inventa estos conceptos porque resulta más cómodo vivir en un mundo sin sorpresas ni cambios radicales.
Sin embargo, este tipo de ideas -el Ser Absoluto o la existencia de un más allá fijo e invariable- nunca concuerdan con la realidad objetiva, pues sólo son ideas ficticias que. en el mejor de los casos, servirán circunstancialmente.
Algunos conceptos inventados, aquellos, sobre todo, que han sido indudablemente buenos y valiosos, se han ido convirtiendo en verdades incuestionables. lo cual significa que, como ya hemos señalado, sirvieron en su momento para que el ser humano dominara la realidad cambiante de la naturaleza. Ahora bien. más allá de estos determinados procedimientos no cabe hablar de conocimiento objetivo.
La voluntad de poder consiste, a fin de cuentas, en que cada uno se estime lo más posible, en que los individuos crean verdaderamente en la extraordinaria potencialidad de la vida. Sólo aquél que se sepa fuerte, poderoso y seguro de sí mismo deseará que los demás desarrollen igualmente esos mismos sentimientos. Los que reniegan, sin embargo, de la voluntad de poder acaban siendo envidiosos y resentidos, impiden que otras personas alcancen el poder, queriéndoselo quedar todo para ellos.
Lo que nos impulsa al conocimiento es la necesidad de tener que hacer descubrimientos puntuales, es decir, el hecho de que la sociedad humana tenga que sobrevivir, aumentando en cada caso sus propias potencialidades, para lo cual es preciso que el conocimiento sea perfectamente cuantificable, único modo para que sus investigaciones se adecuen al entorno. El ser humano desarrolla el conocimiento para dominar una parte determinada de la realidad.
Eterno retorno
La máxima de Kant, "Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en ley universal", se convierte así en Nietzsche en la siguiente máxima: "Desea y vive la vida hasta el punto de querer que lo vivido se repita infinitamente".
En la teoría nietzscheana del eterno retorno, la realidad que se repite una y otra vez (hasta llegar siempre al mismo punto de partida) se contrapone a la opinión según la cual la realidad sería un continuo trazado a semejanza de una recta. Es decir, si, a partir del momento presente, en el pasado el tiempo es infinito, entonces puede afirmarse que todos los sucesos han ocurrido ya en alguna ocasión, en cuyo caso nada sería nuevo puesto que ya ha tenido que haber sucedido en algún momento pasado.
Así pues, si lo que vaya a venir se va a repetir una y otra vez, todo intento por crear algo nuevo resultará imposible. En consecuencia, es igualmente imposible que el superhombre se vaya a realizar. Es decir, es cierto que el futuro puede estar determinado de modo que lo que vaya a ocurrir en el presente esté de algún modo configurado en el pasado.
Para salir de este atolladero, Nietzsche intentará conciliar ambas teorías mirando al futuro:
El ser humano determina su comportamiento futuro a través de las decisiones y comportamientos del presente. Por así decirlo, todo está por hacer. Ahora bien, el ser humano nuevo que nacerá al final de la historia no podría ser, de ninguna manera. el superhombre nietzscheano, puesto que ello implicaría adoptar una concepción teleológica del universo. Por otro lado, la teoría del eterno retorno niega la hipótesis de Dios, ya que afirma que los nuevos acontecimientos no son otra cosa sino repeticiones de acontecimientos pasados. De otro modo, si los nuevos acontecimientos ocurrieran sin cesar, habría que pensar que están dirigidos hacia un objetivo, ocupando Dios un lugar central en la historia.