

Por Guillermo Ander Dorronsoro 2A 8
Apuntes filosóficos
El ser humano, un ser compuesto
El ser humano tiene dos partes, un cuerpo mortal y un alma inmortal, la cual está sometida al cuerpo por el pecado original. Por ello el alma precisa del la gracia de Dios para su salvación, para imponerse a lo que dicta el impulso del cuerpo.
El alma humana inmaterial reanima al cuerpo material y, al ser principio de vida, ha de ser inmortal, puesto que la vida no es posible junto a la muerte. El alma es parte de la vida porque adquiere su esencia del principio de vida (Dios), y por eso es inmortal. El alma es la que enciende, atiende y gobierna el cuerpo, al que se une por un impulso natural.
La libertad, el libre albedrío y el problema del mal
La libertad, el libre albedrío y el problema del mal
Antes de comenzar este apartado, ha de quedar claro que para San Agustín libertad (La capacidad de la voluntad humana para iniciar una acción causal) y libre albedrío no son sinónimos, y que, el ser humano es humano porque es libre, sin libertad no sería un ser humano.
Ahora viene lo complicado, creo que será mejor resumirlo de la siguiente manera:
-El ser humano sólo es realmente libre cuando sigue a Dios y eso lo hace feliz
-El pecado original, fruto del mal uso de la voluntad y el libre albedrío humano, hace que el ser humano pierda la capacidad de amar a Dios, por tanto, pierde la libertad
-Esto hace que el humano tienda por naturaleza al mal y al pecado
-Por ello, el ser humano precisa de la gracia de Dios para volver a amarlo y alcanzar la libertad
Los pelagianos afirman que el pecado de Adán solo le afecta a él, que no existe el pecado original y que el mal es debido a la libertad humana. San Agustín se rebela contra esta idea puesto que sino Dios no sería libre, puesto que no tendría la capacidad de pecar.
En otras palabras:
El mal moral tiene su origen en el uso inadecuado del libre albedrío y el ser humano es el responsable de ello, no Dios. El libre albedrío, por tanto, no es un bien absoluto, porque comporta un riesgo para hacer el mal pero es un bien que constituye una condición para la felicidad. El ser humano, cuando intenta gozar de sí mismo y de las cosas inferiores a él, se aleja de Dios y cae en el pecado, consecuencia del pecado original.
El ser humano supera sus limitaciones por medio de la gracia, algo superior a él. No puede llegar al conocimiento de la verdad únicamente con sus propias fuerzas, está debilitado por el pecado original, entonces la gracia actúa desde su interior permitiéndole alcanzarlo.
El problema del mal era algo que trajo más complicaciones de las que ya hemos visto anteriormente. Los maniqueos proponían que el bien venía del principio del bien y el mal del principio del mal, simple; ¿No? Pues no, al ser la religión cristiana monoteista, no se podía tolerar el que hubiese dos principios distintos e independientes, para zanjar este problema San Agustín llego a la siguiente conclusión: Las cosas son buenas, pero corruptibles, sí no fueran corruptibles, serían Dios; si no fueran buenas, no existirían.
Por tanto, todas las cosas que existen son buenas, pero no absolutamente buenas,Dios es un ser pleno, un bien absoluto e inmutable. Las criaturas, los seres creados, la naturaleza humana, sin embargo, son buenos en 1a medida en que poseen una entidad. Así pues, el bien se halla en proporción al ser; por tanto, no podemos atribuir la cualidad del ser a aquello que es contrarío al bien. Mal no es más que el nombre que adjudicamos a la ausencia de un bien determinado.